viernes, 22 de enero de 2016

JORGE ACUÑA: MEDIO SIGLO EN EL ASFALTO



Entrevista de Julio Yovera Ballona y Ernesto Toledo Bruckmann al gran artista nacional
A pocos días de su retorno a su Estocolmo, la capital sueca donde reside desde hace más de dos décadas, el primer mimo nacional Jorge Acuña visitó el local central del Partido Comunista de Perú Patria Roja para ofrecernos su arte. Horas previas a su reencuentro con el pueblo, Acuña nos recibió en un rincón del distrito de Barranco para dejar en claro que su compromiso con el pueblo y el silencio de su mímica es un grito de lucha.
YyT: ¿Cómo podemos describir al público de la calle de la década de 1970 para adelante?
A: El público de la calle es un público que por diversas razones no ha podido nutrirse de espectáculos en salas debido al costo y al vestuario; porque no puede pagar una entrada o no tiene una ropa apropiada para ir. El público de la calle es un público nuevo, por eso es hermoso, porque es gente que empieza a recobrar su sentido lúdico, ese juego infantil y a través de eso tenemos ya una herramienta educativa; ahí ya es cuestión del artista ver lo que quiere comunicar.
YyT: Pensando en voz alta se nos ocurre que el público de la década de 1970 esperaba y necesitaba este tipo de arte ya que en poesía, música y pintura había ese tipo de arte. ¿Qué ha cambiado de ese público con el que tú te encuentras ahora?
A: Yo creo que hay un abismo de veinte años entre 1980 y el 2000; es que la juventud no sabe lo que ha pasado en esos últimos veinte años de violencia polìtica. Es un hueco que hay que esclarecerlo en el futuro. Son nuevos jóvenes que no saben qué pasó, porqué pasó y cómo pasó. La nueva obra de los escritores, artistas, pintores e intelectuales es esclarecer ese tramo oscuro. Se necesita analizar los problemas y ya hubo una intensión… ha habido una equivocación nuestra pero eso es la guerra.
YyT: ¿Sobre esto último podría ser un poco más claro?
A: La guerra o la gana o la pierde pero los intelectuales de esta orilla han escondido su posición con justa razón porque si no lo acusaban de apología al terrorismo. Entonces los jóvenes no accedieron a documentos para leer; por eso hay este abismo. Los maestros también tienen la labor de esclarecer este espacio oscuro. Los nuevos jóvenes van a comenzar a buscar esa información porque tienen ahora una nueva herramienta que es el teatro, donde se va a poder ver lo que realmente ha pasado. El teatro es indiscutiblemente un microscopio de mil lentes donde podremos ver cómo ha sido ese periodo; de no ser así no podremos entender ni lo antes ni lo después.
YyT: ¿Existe la intensión de los jóvenes por conocer este periodo?
A: Sí hay un importante esfuerzo pero como no tienen la documentación histórica y la voz que te diga “yo he estado ahí”… además, todavía queda el pánico.
TyT: Hay un primer momento tras la muerte de Mariátegui, donde hay una fuerte represión que su momento más duro fue con Odrìa; luego hay un segundo momento en la década de 1950 en que hay un trabajo por la búsqueda de las raíces para hacer un proyecto. Lego viene la década de 1970 y 1980 que, como lo has señalado, es un trauma: En los anteriores casos, un proyecto político estaba unido y a un soporte cultural. Ahora ese soporte no lo vemos. No hay un proyecto cultural que sustente a un proyecto político socialista ¿cómo podríamos ahora engarzar un trabajo cultural con un proyecto político socialista?
A: En principio tenemos que tomar en cuenta que el producto pesado del llamado gran teatro hay que olvidarnos por un momento porque no hay quién lo subsidie. Luego tenemos el teatro liviano, el de penetración; tampoco olvidemos que tenemos unos medios de comunicación estupidizantes con aparatos como la televisión y el internet. Entonces el teatro debió agilizarse y convertirse en una célula de penetración, tiene que dejar las grandes salas y entrar a los sectores populares e incluso entrar a las casas ya que acceder a lo que cobra alquilar el Teatro Nacional es muy difícil, además es contradictorio porque sebe ser una herramienta de educación.
Debemos convertirnos en una célula pequeña y sustanciosa porque no podemos seguir haciendo un teatro sin mensaje; con estos pequeños elementos debemos hacer algo que le atraiga a la gente y que a su vez le enseñe. No es un trabajo fácil pero alguien tiene que enseñarles. Yo entro a la plaza así (mostrándose su ropa diaria) y si logro desarrollar la función logro en la gente un grado de reflexión y de emoción. Hay un momento es que un artista pierde el control realista de las cosas. Bertolt Brecht criticaba que el artista llegue a extremos y cuando esté por llegar a emocionar al público y a obnubilarse, optaba por su regla de montaje que era el distanciamiento o enfriamiento, dejaba de actuar porque cuando el público ya está obnubilado es que ya no piensa. Eso es lo que tiene que conocer el actor.
Hay buenos movimientos juveniles de teatro en Arequipa, en las barriadas que no son solamente los cómicos ambulantes. No tienen la preparación profesional pero tienen un deseo de expresarse; la prensa no habla de eso. Existen unos mecenas propios que apoyan el arte.
YyT: Ese debería ser el reto tuyo, que los cómicos ambulantes lleven la risa pero también la reflexión y el análisis.
A: Sí pero ese trabajo es un trabajo en común; no solamente tiene que hacerlo el cómico sino el público. Las dos reflexiones hay que tenerlas para llegar a una conclusión. Yo puedo estar totalmente convencido de lo que hago pero el público no se convence de lo que hago. Las groserías de los cómicos ambulantes son groserías de un sector popular que se ve pero esas mismas groserías están arriba, en la clase alta… pero escondido y perfumado. El público también tiene que entender eso, a identificar las cochinadas de una sociedad que es corrupta; y porqué se da esas cochinadas en los sectores populares… porque hay una restricción en la educación; cada vez los libros están más caros en una sociedad multiétnica como la nuestra;
YyT: ¿Cómo el arte puede jugar un rol de articulación de la cultura peruana sin complejos ni divisiones?
A: Cuando estuve a cargo del grupo de teatro de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga ingenuamente preparado en la Escuela Nacional de Arte Dramático pongo en escena obras de Samuel Becker; siempre hacía teatro universal pero nosotros trabajábamos seis a siete meses con actores para hacer solamente tres funciones: para el Consejo Universitario, para los alumnos y sus familiares y otro para el pueblo. Era demasiado esfuerzo para tres funciones. Entonces propusimos descentralizar las actividades teatrales, primero a los barrios de Ayacucho y luego hacia las otras provincias, distritos y comunidades. Llegamos a 250 comunidades campesinas. Pero para llevar adelante eso había que hacer toda una traducción porque el lenguaje universitario no se entendía en el campo; además los problemas que mostrábamos en el teatro clásico eran problemas existenciales con eco en sociedades desarrolladas y el problema de los campesinos son otros: la sequía, la cosecha la siembra.
YyT: ¿Cómo hacer llegar ese menaje a los sectores históricamente explotados?
A: Ahí venía el trabajo quirúrgico de los actores. Ahí nos dimos cuenta que las sociedades campesinas tienen su propio teatro; utilizar otros recursos escenográficos como balcones de las plazas, representando a las autoridades de su comunidad; me sorprendí porque los campesinos conocen las técnicas teatrales.
Ya cuando me destituyen de la UNSCH me dicen los alumnos: “mire a este profesor; por no tener cabeza terminó en la calle”; siempre ha sido la creencia que la calle es el final de todo y eso no lo creo. La calle es el comienzo de todo y lo demuestra mi experiencia. La calle es un escenario muy movedizo porque nunca sabemos lo que puede pasar; el que convoca a la reunión es el que se hace responsable de todo.

martes, 12 de enero de 2016

LA FORMACIÓN IDEOLÓGICA AUTODIDACTA DE MARIÁTEGUI



 Por Julio Yovera.

Una premisa básica no tenida en cuenta suficientemente en el quehacer de los marxistas peruanos fue identificada y asumida por Patria Roja,  y está referida a la “derrota ideológica, política y cultural” que les propinó el neoliberalismo.
A inicios de los 90s, el pensamiento neoliberal estuvo en auge e, inversamente, el marxismo sufría su más serio revés: no solo con la caída del llamado “socialismo real”, también el arrinconamiento de las corrientes marxistas en el mundo y A.L. en particular; y al desprestigio del dogmatismo, que declarándose formalmente marxista y seguidores del “luminoso sendero” de Mariátegui, lo que hicieron fue negarlo y desnaturalizarlo.  
Los dos modos de pensar  recomendados: “partir de la realidad” y “acabar con el espontaneísmo” quedaron en el enunciado. Históricamente, la formación marxista en el Perú, con la excepción de Mariátegui y de unos pocos intelectuales, ha sido débil. En nuestro país no hubo dominio de la  concepción y el método científico marxistas. Basta decir que hasta en las universidades la teoría socialista científica fue proscrita. Y cuando se logró incorporarla a la malla curricular, los docentes la convirtieron en casi un catecismo.     
Es importante que los marxistas peruanos estudien la vida y obra de Mariátegui, ejemplo y paradigma, aún no cabalmente valorado. Con esto no decimos que hay que poner en el altar de la verdad lo que el Amauta afirmó, sino hacer los esfuerzos por conocer más que sus deducciones y sentencias, su manera de estudiar e investigar.  
Su autodidactismo, por ejemplo, debemos de entenderlo como un proceso de aprendizaje y después como un proceso de enseñanza. Leyó, primero por inquietud y por curiosidad; después, por interés. No se formó para “saber más”  o para llegar a la satisfacción de la erudición. Mariátegui pasó del nivel de la asimilación informativa y conceptual al nivel de la reflexión analítica, y de ahí al pensamiento categorial, es decir, a la formulación de sus propias deducciones y a la creación de una teoría del socialismo en el Perú. 
El autodidactismo que cultivó se sustentó en la necesidad de conocer e investigar integralmente la realidad para luego transformarla.
¿Cómo logró ese desarrollo? Esta es una pregunta clave pocas veces hecha y, cuando hecha mal respondida. Tener conocimiento sobre la forma de cómo y para qué estudiaba Mariátegui es fundamental para el desarrollo de una corriente marxista que se interese en formular e impulsar un Proyecto Político de transformación para el país.
Lo que precisó, particularmente en Los 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana y en los escritos reunidos en Ideología y Política, fue consecuencia de los análisis a los que llegó de sus lecturas de la teoría general y del método de investigación marxistas; de la ciencia y la cultura de su tiempo; de sus estudios sobre investigaciones hechas en las ciencias sociales; de la historia del Perú; de sus  observaciones y de las conversaciones que hacía con personas que recibía en su domicilio del Jirón Washington.
Las conclusiones a las que llegó no fueron verdades cerradas. Y eso le da el perfil de un hombre de ciencia riguroso pero dialéctico y abierto.
“Ninguno de estos ensayos está acabado: no lo estarán mientras yo viva y piense y tenga algo que añadir a lo por mí escrito, vivido y pensado”, precisa en su ADVERTENCIA, al inicio de sus 7 Ensayos.
Toda su obra la procesó teniendo como norte: la teoría del socialismo científico y como instrumento de investigación, el método materialista dialéctico, que algunos suelen cuestionarlo y pretenden descalificarlo sin tener la más mínima idea de qué se trata.
La teoría fue para él un marco de referencia que le servía como premisa de orientación.  La formación que adquirió le sirvió para tener una concepción materialista y eso le permitió identificar las condiciones objetivas, que en la  teoría marxista se conoce como estructura y eso le permitió también identificar, estudiar e investigar los fenómenos o hechos de la superestructura en sus dimensiones jurídicas, educativas, culturales, éticas y estéticas.
En una palabra, su visión dialéctica le permitió identificar la realidad y sus fenómenos en constante movimiento. 
Además, tuvo capacidad para entender los hechos en sus generalidades y sus particularidades. Del análisis que hace de la independencia, `por ejemplo, concluye que en el Perú, a diferencia de Europa, no hubo una burguesía que rompiera con la casta feudal. Al  contrario, se coludió con ésta, configurándose –en su tiempo- una sociedad semifeudal y semicolonial.
Otro de sus aportes es el análisis que hace sobre la existencia del factor indígena y su rol en un proceso social de transformación; planteamiento diferente y opuesto a las tesis de la III Internacional, con las cuáles Mariátegui dio un debate alturado, tanto en el Congreso de Confederación Sindical Latinoamericana (Montevideo, Uruguay, mayo de 1929) como en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana (Buenos Aires, Argentina, junio de 1929).
Para Mariátegui la concepción y la estrategia clasistas no eran suficiente para trazar una propuesta de lucha reivindicativa y emancipadora. Debía tenerse en cuenta también el rol de los sujetos históricos propios como las poblaciones nativas e indígenas de las sociedades nuestras.
¿Cómo estudió Mariátegui? Responderse es un asunto clave para emprender cualquier proceso de formación ideológica marxista.  Estudió de manera planificada. Y hay certeza en la afirmación siguiente: manejó bien las tres fuentes integrantes del marxismo: la economía política, la teoría socialista y la filosofía y su método; pero, además, Mariátegui fue asiduo lector de literatura, crítico de pintura y amante de la música. Fue un humanista extraordinario.   
¿Para qué estudió Mariátegui?
Como ya hemos dicho, se cultivó, asimiló teoría, estudió conforme al método materialista dialéctico con el vivo propósito de construir un Proyecto Histórico Revolucionario y Socialista.  Se esforzó de manera coherente para llevar la teoría a la acción. Lo más relevante de su legado doctrinario, orgánico y programático fue la fundación de la CGTP y la fundación del Partido de los marxistas - leninistas. 
Mariátegui tuvo un norte: “contribuir a la creación del socialismo peruano”, “construir un Perú nuevo, dentro de un mundo nuevo”.  Lo asumió como un proceso ineludible de la revolución peruana, entendiendo que ésta: no sería “calco ni copia, sino creación heroica”. El reto que toca resolver ahora, en el entendido que su pensamiento no ha caducado, es cómo gestar esa “creación heroica”.

Hay un aspecto más que nos interesa abordar, aunque sea brevemente. Hemos dicho que Mariátegui estudió la realidad para transformarla. Cuando retornó de Europa, con el fin de crear una corriente marxista, se hizo cargo del curso Historia de la Crisis Mundial, en la Universidad Popular Manuel González Prada. 
Su práctica docente corresponde a la que hoy llamamos “pedagogía crítica”. Ésta busca crear conciencia para formar sujetos históricos de cambio.
Al intelectual italiano Antonio Gramsci se le puede ubicar en esta corriente. Lo mismo puede hacerse con Paulo Freire, de  Brasil. Y dos desconocidos pedagogos norteamericanos, Henry Giroux y Peter McLaren son representantes de la pedagogía crítica. Pero de esto hablaremos más adelante.
Hoy concluimos diciendo que Mariátegui es el referente más importante que tienen los marxistas peruanos y latinoamericanos para retomar el rumbo y avanzar.